Meditación
Ahora que aprendo
Sigo respirando lento
Y de prestado y apenas
se cuela un ángel. Me acuesto
Y me sigue una sombra aérea,
a veces, fugante.
De vez en cuando me ilumino
y en un aliento, recuerdo un perfume
o huelo un viento.
Pero más son los días de paseo, en el monte de eucaliptos
viejos
Ajados y cansados
Que sé que me quieren.
Que me han visto correr entre ellos, subirme a sus alas
verdes y
Olorosas. Que siempre reciben mis silencios,
Con sus pestañas rumorosas.
Y me silban que
Ya está bien.
Que ya saben
cuánto me importa.
Y cómo será y siempre así,
Siempre para siempre.
Otra vez, respiro.
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